El capital privado en las reformas energética y de telecomunicaciones. El caso de México

notired.com.mx

Miguel Ángel Lara Sánchez[1]

En el presente ensayo se expone la relación que guardan las reformas energética y de telecomunicaciones aprobadas en 2013 con el capital privado monopólico en nuestro país haciendo uso del enfoque de la Crítica de la Economía Política. Por ello, se pone especial interés en el carácter de la industria energética como factor esencial de la reproducción del capital a escala general, así como de la rama de las telecomunicaciones en tanto elementos determinantes de las condiciones generales de la reproducción del capital, también a una escala social global que, puestos en manos de los grandes consorcios, depositan en ellos los medios materiales que inciden en los tiempos de producción, el tiempo de circulación y por lo tanto, en la acumulación capitalista a través de la rotación del capital en su conjunto.

Private capital in the energy and telecommunications reforms.

The case of Mexico

In this essay the relationship that the energy reforms and approved telecommunications monopoly in 2013 with private capital in our country using the approach of the Critique of Political Economy is published. Therefore, it places particular emphasis on the nature of the energy industry as an essential factor in the capital reproduction at a general level and branch of telecommunications as determinants of capital reproduction general conditions, also at global social scale, placed in the hands of big corporations, they deposited the materials elements that influence production time, the circulation time therefore the capitalist accumulation through capital turnover in its set.

I Introducción

La oleada neoliberal de los años ochenta que privatizó importantes sectores de la economía de gran parte de los países capitalistas tiene entre sus determinantes fundamentales la enorme sobreacumulación de capitales que se produjo a fines de los años sesenta del siglo anterior y que detonó en la crisis de 1970-1973. Incapaz de colocarse en la esfera de la producción debido a la crisis y al estancamiento, este exceso de capital se drenó a gran parte de los países subdesarrollados vía endeudamiento de los gobiernos, lo que condujo a su vez a la crisis mundial de deuda a principios de los años ochenta del siglo XX. Agotados los canales tradicionales de la especulación en la esfera de la circulación del capital y limitada la posibilidad de colocación de esta gran masa de capital en la producción de mercancías debido al período de lento crecimiento económico tras la crisis de los años setentas, estos excedentes empujaron a la mayor internacionalización del capital, particularmente, a la abolición del mayor número de barreras existentes de las economías nacionales y de sus mercados locales. Fue así que desde los primeros años de la década de los ochentas del siglo anterior tanto en las economías imperialistas como en las de escaso desarrollo se produjeron los fenómenos privatizadores y la desregulación de importantes empresas públicas. [2]

Otro de los aspectos esenciales que explican lo anterior lo tenemos en el proceso de maduración del capitalismo mundial hacia sus fases de mayor dinamismo. La apropiación de grandes segmentos de la producción y de la circulación del capital por el capital privado o individual, desplazando la gestión estatal, se produce cuando las economías han concentrado sumas muy grandes de capital en unas cuantas manos, lo suficientemente grandes como para que emprendan negocios que requieren de grandes montos de capital adelantado.[3] Así sucede con las ramas que integran las condiciones generales del proceso social de producción, esto es, con los medios de comunicación y de transporte, y con todas aquellas que juegan un papel fundamental en la acumulación de capital a escala social.

II El desmantelamiento de la empresa pública en los años ochenta y noventa del siglo XX

Estas dos grandes fuerzas se vieron alimentadas por la necesidad del capital de contar con mercados más grandes tras la crisis de los años setentas. No es casual, por tanto, que a partir de esta crisis general se hayan acentuado los procesos de integración en Europa y en Asia Pacífico. El proceso de conformación de los bloques económicos es, ante todo, un proceso de centralización de capitales a gran escala, pero también de superación de las barreras nacionales de los mercados locales para la conformación de mercados cualitativa y cuantitativamente superiores. La firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) es la respuesta de la potencia hegemónica mundial, los EUA, a los procesos de integración planetarios. Con este acuerdo se selló la expansión del capitalismo norteamericano en su vecindad inmediata. Aceleró lo que ya venía en proceso: un mercado regional para la valorización del capital, pues ya antes de 1994 más del 75% de los productos norteamericanos entraban a tasas arancelarias bajas.[4] De igual manera, nuestro país se convirtió en un espacio para la libre circulación del capital norteamericano en los mercados financieros locales y en otras áreas de la economía, con ciertos límites. En esa negociación del Tratado quedaron fuera de la apertura importantes sectores, tales como los hidrocarburos, la energía eléctrica, las telecomunicaciones (aunque algunos de sus mercados como el de la telefonía celular ya estaba parcialmente abierto al capital privado y extranjero) o el agua, que en ese entonces el gobierno en turno de la oligarquía mexicana se reservó para su gestión.

Por el contrario, abandonaba el control de importantes sectores de la producción de capital fijo, tales como la industria siderúrgica, la minería o la producción de fertilizantes, por citar algunos de los ejemplos más relevantes; asimismo, también depositaba en manos del capital privado nacional y extranjero importantes segmentos de la agricultura que bajo su gestión incidían en la relativa baratura de materias primas básicas para toda la industria, pero que también repercutían en el valor de la fuerza de trabajo, tales como los alimentos de la canasta básica, aunque su apertura total se negociara en plazos. De esta forma, con la privatización de los años ochenta y más tarde, en el marco de la negociación del acuerdo de libre comercio, la oligarquía mexicana había decidido, adaptándose a la visión geoestratégica de la oligarquía estadounidense, retirar al Estado el control y gestión de importantes ramas económicas que garantizaban al conjunto de los capitales privados márgenes superiores de plusvalía y de ganancia, y la supresión de los obstáculos para el libre juego de la especulación bancaria y financiera. Pero con ello también asestaba un fuerte golpe a las clases trabajadoras porque estas medidas reducían drásticamente el poder adquisitivo del salario.

III Las reformas en telecomunicaciones de 2013

En principio nos referiremos a las reformas en la radio y las comunicaciones. Hasta antes de estas reformas, la penetración del capital extranjero a las radiocomunicaciones estaba vetada. Con estos cambios legales se permite la participación de aquél hasta en un 49% y se ofertan dos nuevas cadenas de televisión. Asimismo, se permite la convergencia de las comunicaciones digitales para la transmisión de voz, datos y video por los capitales privados, la compartición de varios segmentos de la infraestructura de transmisión de las señales, así como la transmisión de los canales de televisión abierta en la televisión de paga, siempre y cuando sean de difusión nacional y sean dominantes en el mercado.

Por lo que se refiere a las telecomunicaciones, lo nuevo es que se permite la inversión extranjera en la telefonía fija, la convergencia para ofertar productos de la comunicación integrada, siempre y cuando el capital individual no sea dominante en el mercado, la compartición de la infraestructura de transporte de las señales por el operador declarado dominante en el mercado, la creación de una empresa estatal para brindar transporte de señales, así como la fijación de precios por la entidad reguladora del gobierno (el Instituto Federal de Telecomunicaciones, IFT) a los capitales declarados dominantes, como los cambios fundamentales.

Sin embargo, el cambio fundamental se dio a principios de la década de los años noventa del siglo anterior cuando se privatizaron las telecomunicaciones. Esto representó el abandono por el Estado de su papel esencial en el desarrollo de las condiciones generales de la reproducción del capital a escala global, es decir, de aquellos medios materiales sin cuyo desarrollo se entorpece la valorización de los múltiples capitales individuales y sin los cuales se atrofia la acumulación de capital en escala ampliada. Exceptuando la existencia de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, ASA, tanto en el transporte carretero, como el marítimo, aéreo, de ferrocarriles y de telecomunicaciones, todo se ha ofrecido al capital privado, con lo que la participación del Estado como agente fundamental en el desarrollo de estas condiciones generales materiales de la reproducción se ha cancelado. Hoy estas condiciones generales están sujetas a las leyes de valorización de los capitales monopólicos dominantes, es decir, dependen de las variaciones cíclicas de la obtención de plusvalía de un pequeñísimo número de empresarios que controlan esta industria. La lucha encarnizada que protagonizan los Slim, Azcárraga, Salinas, el capital norteamericano y el español, fundamentalmente, ha entorpecido el mecanismo habitual de la acumulación a nivel nacional y con ello frenado el desarrollo capitalista en el país. La solución que plantean las reformas a las leyes sobre telecomunicaciones consiste en el reparto de estas condiciones generales de la acumulación entre tres grandes monopolios, dándole entrada al capital privado español como tercer gran jugador.

Con estas reformas se abaratará el costo de producción de las llamadas y también se buscará rebalancear la distribución del excedente producido entre los monopolios, así como elevar el tráfico telefónico, con lo que se alienta la expansión de los capitales individuales y la escala de su producción. Lo que no se garantiza es que estos cambios en los costos terminen con precios más bajos al usuario final, lo que no es garantía de mejoramiento del poder adquisitivo de las clases trabajadoras. Lo mismo tenemos para el caso de los costos y precios de las señales de televisión.

Por lo tanto, una de las nuevas condiciones generales de la producción del capital a escala social, así como de la comunicación humana, la banda ancha, queda de nuevo al vaivén de la competencia monopolística entre estos reducidos capitales. La nueva empresa estatal que está proyectada para brindar servicios de transporte de señales no estará a cargo de esta vital actividad, lo que augura un crecimiento por debajo de las necesidades de la acumulación del capital a escala global.

En el desarrollo de los medios de comunicación y de transporte está la base para la reducción del tiempo de circulación del capital. Son ramas de la producción que se extienden en la esfera de la circulación del capital o bien, son los medios materiales de que se sirve la circulación de mercancías, de dinero y de servicios. En este sentido, las reformas aprobadas para este sector en vez de acortar el tiempo de circulación del capital en nuestro país, podemos afirmar que lo aumentan, constituyendo otra de las palancas del freno a la acumulación, por las siguientes razones: porque no resuelven la lucha monopólica entre las grandes empresas, porque están sesgadas hacia la empresa que tiene una marcada influencia en las sucesiones presidenciales y en las empresas de capital extranjero; porque no alientan un entorno favorable para el aumento de las condiciones que multiplican la productividad del trabajo en este sector, porque ni por asomo establecieron un marco regulatorio para el desarrollo nacional de la ciencia y la tecnología, porque no estimulan la participación colectiva de los trabajadores para el desarrollo sustancial del sector y porque no tocaron los cimientos del trabajo precario que aumenta de manera notable en estas ramas.

IV La producción de hidrocarburos y de energía.

Considerando la última información completa del mercado petrolero mundial que publica la OPEP, que es para el año 2012, Venezuela ocupa el primer lugar en reservas probadas de crudo, con 297,735 millones de barriles (mb), seguido de Arabia Saudita que tiene registrados 265,850 millones de barriles. México ocupa el lugar número 16, con 11,365 millones de barriles, por debajo de Algeria, que tiene 12,200 mb, Brasil, con 13,154 mb o Estados Unidos, que tiene 23,267 mb. En reservas de gas, los primeros países son Rusia, con 48.67 billones de metros cúbicos estándar (bm3 std); Irán, con 33.78 bm3 std y Qatar, con 25.07 bm3 std. México ocupa la posición 34, con 360 mmm3 std, por debajo de Trinidad y Tobago (375), Brasil (434), Canadá (1,695) y Venezuela (5,563), considerando únicamente nuestro Continente (ver Cuadro 1).[5]

Pero como productores de crudo los tres primeros lugares son ocupados por Rusia, con 10.043 millones de barriles diarios (mbd); Arabia Saudita, con 9.8 mbd y los Estados Unidos con 6.505 mbd. México ocupa el décimo lugar con la producción de 2.547 mbd, antecedido por los Emiratos Árabes Unidos y por Venezuela, quien produce 2.88 mbd. En el onceavo lugar se encuentra Brasil, con 2.105 mbd. En la producción de gas natural Estados Unidos, Rusia e Irán ocupan los primeros tres lugares produciendo 682.7, 609.2 y 202.4 miles de millones de metros cúbicos estándar (mmm3 std), respectivamente. México se encuentra en el lugar 17, con la producción de 43.17 mmm3 std.

De lo anterior deducimos que a esa intensidad de producción, nuestro país tiene reservas de crudo para 12.2 años y en gas para 8.3 años, mientras que Brasil tiene reservas de crudo y gas para 17 y 25.6 años, respectivamente. Este país tiene casi dos mil millones de barriles más de reservas de crudo que México, pero la diferencia de años en las mismas es notable, porque aunque teniendo un poco más de petróleo, la producción diaria de Brasil es menos intensiva que la de México. En el caso de la producción de gas la política brasileña es de conservación de sus reservas, pues produce solamente 16,940 millones de m3 std.

En el caso de Venezuela, la diferencia de políticas de explotación es notable con la de México. Con las reservas probadas hasta el año 2012[6], tiene reservas de crudo para 283 años y de gas, para 244.7 años. Esta es una política energética notable en la conservación de sus reservas, a diferencia de la política energética mexicana que puede ser calificada de depredadora de los recursos no renovables, con tal de cumplir las exigencias de abasto reclamadas por la oligarquía estadounidense, como se puede constatar por el destino de nuestras exportaciones: “el 76% del total de las exportaciones de crudo fueron a Estados Unidos, 13% a España, 6% a India, 2% a Canadá, 1% a países del Convenio de San José, 0.8% a China, 0.4% a Holanda, 0.2% a Portugal y 0.2% otros.”[7]

En producción de refinados de petróleo, nuestro país ocupa el 15º lugar, con 1.4 millones de barriles diarios (mbd), por debajo de Venezuela, Canadá y Brasil, que producen 1.6, 1.9 y 2 mbd, respectivamente. De estos 1.4 mbd que produce México, se exportan 146 mil bd pero se importan 601 mil bd, ocupando en este caso el 8º lugar mundial (ver Cuadro 2).

En Pemex existe un proceso deliberado de desacumulación de capital, que se refleja en los grados de obsolescencia de su planta industrial en general, la escasa inversión y la necesidad de importar cada vez un porcentaje mayor de productos petrolíferos. Los considerandos que hace la Presidencia de la República para tratar de justificar la mayor cesión de procesos parciales de trabajo de la cadena de los hidrocarburos a los capitales privados no hacen sino evidenciar lo anterior: “Hace 15 años importábamos 25% de las gasolinas y 41% de los petroquímicos que consumíamos. En 2012 se importaron 49% de las gasolinas y el 66% de los petroquímicos.”[8] De la misma forma, la confesión de que harían falta 60 mil millones de dólares anuales de inversión para modernizar esta empresa no hace sino revelar el saqueo y el abandono. Sin embargo, a pesar de este estrangulamiento, la producción de crudo es una de las actividades que más excedentes genera, pues mientras que el costo de producción de un barril de crudo es de aproximadamente 23 dólares para el año 2012, la plusvalía que se obtiene alcanza los 80 dólares, es decir, que por cada dólar gastado en capital constante consumido y en capital variable, se obtienen 3.47 dólares de excedente,[9] lo cual significa un gran margen de excedente producido, y eso tomando en cuenta las propias cifras oficiales.

La industria petrolera es clave en la producción de energía para el capital social global y constituye la base para la existencia y reproducción de una variada serie de ramas productivas. Asimismo, Pemex y los consorcios privados alojados en la producción de petroquímicos tienen una fuerte incidencia en la fijación de los precios de estas materias primas fundamentales para todo el capital social global, con lo que son sujetos determinantes en la tasa media de ganancia, aunque la política petrolera actúe en contra de Pemex mismo, pues, como pudimos observar de la información anterior, existe una sobreexplotación de estos recursos no renovables cuyos excedentes van a parar al pago de su deuda, que representa el 41.2% de sus activos totales, a engrosar las arcas del gobierno federal, representando el 38% de la recaudación total para el año 2012[10], pero el 56.1% de los ingresos totales de la paraestatal. Así pues, a pesar de que esta empresa pública genera una gran cantidad de excedente, éste va a parar casi en su totalidad al gasto parasitario del gobierno federal, al pago de su deuda y a la corrupción formal e informal.

Muy poco es lo que las clases trabajadoras de nuestro país alcanzan a beneficiarse de tales excedentes. Sólo de manera indirecta, pues el saqueo a través de la recaudación tributaria sería mayor en caso de que ese 38% de los ingresos petroleros no llegara a sus manos o bien, disminuiría el gasto social que hace el Estado.

Por lo que respecta a las reformas en el sector eléctrico, se flexibiliza el acceso del capital privado en la generación de energía eléctrica y se le permite la participación en la red nacional de transmisión y en las redes generales de distribución, con lo que actuarían sobre toda la cadena de producción, distribución y venta de la energía eléctrica, además de la apropiación por el capital privado de la fibra óptica existente en este sector. Para que estas reformas pudieran ser aprobadas sin mayores contratiempos, los administradores de los intereses comunes de la oligarquía durante el sexenio anterior tuvieron que desaparecer a la empresa encargada del suministro de la energía eléctrica en el centro del país, Luz y Fuerza del Centro, asestando así un duro golpe al Sindicato Mexicano de Electricistas en una de las formas más despiadadas y de odio clasista como no se habían visto en los últimos 50 años.

Y como en el sector eléctrico, lo mismo ocurre con las reformas en la rama de los hidrocarburos. El fin principal consiste en dejar en manos del capital privado monopólico un mayor número de procesos parciales de trabajo que integran la rama y que hasta el momento no estaban bajo su control. Es un hecho que desde hace varios años ya existían en nuestro país los personajes con suficiente capital concentrado como para reclamar al Estado la transferencia de esas empresas que requieren de grandes masas de capital, como lo prueban las plataformas marinas propiedad de la familia Slim, o los grandes capitales norteamericanos, españoles o europeos que se disputan el mercado.

De esta forma, el Estado deposita en el capital privado de alta concentración importantes palancas del desarrollo de las fuerzas productivas que pueden conducir a una mayor división social del trabajo, pero por la ausencia de un marco normativo para el capital privado que potencie aquellos elementos determinantes de la productividad del trabajo, lo más probable es que se limite a una reforma que ponga en manos de la oligarquía los resortes esenciales que le faltaban controlar para incidir en la tasa media de ganancia pero, sobre todo, para la apropiación de grandes sumas del excedente que hasta hoy van a parar a las arcas de los gobiernos en turno. A diferencia de lo que ocurre en otros países, en que parte del excedente petrolero se destina al desarrollo capitalista y al gasto social, y con ello al salario vía prestaciones sociales, las reformas energéticas no pasan de ser una promesa de dudosa realización en este sentido.

Con estas reformas el Estado Mexicano se desprende de mayores segmentos de incidencia y control sobre la reproducción del capital a escala global para arrojarlos al apetito voraz del capital monopólico privado, que ha probado ser muy ineficiente en este sentido, dado el virtual estancamiento del proceso de acumulación por décadas. Pierde terreno en el control del tiempo de producción y en el tiempo de circulación, y por tanto, en la rotación del capital social en su conjunto, pues no sólo hay que considerar su retiro de las telecomunicaciones (incluyendo la televisión) y de segmentos importantes de la energía, sino además del traspaso al capital privado de importantes sumas de los ahorros de los trabajadores con la reforma al Infonavit, su tercera empresa en importancia, y la desaparición de las empresas públicas de transporte aéreo, Mexicana y Aeroméxico, entre 2005 y 2007. También ha renunciado al control de sectores básicos de la economía que contengan la pérdida de poder adquisitivo de las clases trabajadoras y la pobreza extrema en el país.[11]

8 de abril de 2014

[1] Doctor en Economía por la FE/UNAM con especialización en Economía Internacional y Economía Política de la Tecnolo-gía. Profesor de la Carrera de Economía en la FES Aragón. Correo: melasa17@comunidad.unam.mx.

[2] Conferencia pronunciada el 8 de abril de 2014 en las Jornadas de Investigación: “El Dilema de la Empresa Pública en México: Reformas Estructurales y Prospectivas”, organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Aragón y el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, 7 y 8 de abril de 2014. México. Se toma la versión de la Revista Encuentros UNAM. Faculta de Estudios Superiores Aragón. Revista Multidisciplinaria de la División de Ciencias Sociales, FES Aragón. http://www.revistaencuentros.com/academia/el-capital-privado-en-las-reformas-energetica-y-de-telecomunicaciones-el-caso-de-mexico/

[3] Véase al respecto: Marx, C. (1987). Elementos fundamentales para la Crítica de la Economía Política, Gründrisse. Siglo XXI Ed. México, T. II, pp. 14-24

[4] “Ahora bien, más del 75% del comercio entre México y Estados Unidos se realizaba prácticamente libre de aranceles antes de la entrada en vigor del TLCAN. Ello llevó a muchos expertos a caracterizar al Tratado más como de inversiones, que de Comercio.” Álvarez Béjar, Alejandro y Martínez Aguilar, Sandra. Significados del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para México. http://www.redem.buap.mx/word/alejandro2.doc [consultado el 23-XI-2013].

[5] OPEC. (2013). Anual Statistical Bulletin. Tables 3.1, 3.2, 3.7 y 3.9. http://www.opec.org/opec_web/static_files_project/media/downloads/publications/ASB2013.pdf [consultado el 03/04/2014]

[6] Decimos hasta ese año porque se calcula que Venezuela tiene aproximadamente 500 mil millones de barriles de reservas de crudo, de las cuales los organismos internacionales de la energía le han validado hasta 2012 los 297,735 mb.

[7] Pemex. (2012). Informe Anual 2012. México, p. 15

[8] Presidencia de la República. (2014). Reforma Energética. Resumen ejecutivo. México, p. 6

[9] Tomamos como referencia los datos proporcionados en el documento emitido por la Presidencia de la República: “Reforma Energética”. 2014, México, pp. 5 y 6. El precio del barril es el correspondiente al Precio de la mezcla mexicana de exploración, fijado en 103 dólares para el año 2012.

[10] SHCP. (2014). Situación financiera del Gobierno Federal.

http://www.shcp.gob.mx/POLITICAFINANCIERA/FINANZASPUBLICAS/Estadisticas_Oportunas_Finanzas_Publicas/Informacion_mensual/Paginas/finanzas_publicas.aspx . [consultado el 01-04-2014]. También véase el 4º Informe Trimestral de 2013 de Pemex, en: http://www.ri.pemex.com/files/content/Reporte_4T13_140226.pdf. [consultado el 01-04-2014].

[11] El informe de CNN Expansión sobre las 25 empresas públicas que aparecen entre las 500 empresas más importantes del país es ilustrativo del reducido peso del Estado en la economía y del abandono de aquellos sectores clave que inciden en la conservación del poder adquisitivo de las clases trabajadoras, con algunas excepciones. Véase: 25 Empresas Públicas, Entre Las Más Importantes de México, en: ADNpolítico.com, Junio 25 de 2013.

http://www.adnpolitico.com/gobierno/2013/06/25/25-empresas-publicas-entre-las-mas-importantes-de-mexico [consultado el 02-04-2014].