La agresión a los telefonistas en materia de pensiones y jubilaciones
Presentación
Uno de los ejes de la política neoliberal desde su propagación mundial ha sido la paulatina reducción por el capital de los derechos laborales de la clase obrera. El caso de los telefonistas mexicanos no es la excepción, pues desde mediados de los años ochenta y sobre todo a raíz de la privatización del sector, es continua la progresiva disminución de sus conquistas laborales. De ellas, la modificación del régimen de pensiones y jubilaciones pactado en el contrato colectivo de los telefonistas fue uno de los ejes de la ofensiva de los dueños de Teléfonos de México con el objeto de reducir su costo. En ese entorno, este trabajo aborda por vez primera el monto global de la ganancia producida por toda una generación de telefonistas, es decir, por toda su vida laboral activa durante sus 31 años de trabajo, así como la suma total de los salarios más las prestaciones más relevantes con el objeto de sacar la tasa de explotación en este sector. Hecho esto, procedemos a calcular el costo total que una generación de telefonistas le cuesta a Telmex ya como trabajadores jubilados para así demostrar que dicho costo es reducido si lo comparamos contra el monto total de la ganancia que le dieron a ganar a los dueños de la empresa. En consecuencia, los resultados de esta investigación demuestran que a Telmex no le sale caro el régimen de pensiones y jubilaciones, máxime cuando desde la privatización el fondo de pensiones se ha formado no a partir de las deducciones de la ganancia de la empresa, sino del propio bolsillo de los trabajadores telefonistas.
Se recoge la segunda versión publicada en 2006 por el Movimiento Alternativo Telefonista en su periódico Fibra Telefonista.
Abril de 2013
Introduction
One focus of neoliberal policies since its global spread has been the gradual reduction by capital of working class labor rights. The case of the Mexican telephone workers is not the exception, since the mid-eighties and especially following the privatization of the sector, is continuing the gradual decline in their labor gains. Of these, the modification of the pension and retirement agreed in the collective agreement of the telephone workers was one of the axes of offensive owners Teléfonos de México in order to reduce their cost. In this environment, this paper addresses for the first time the total amount of the gain produced by a generation of telephone workers, that is to say, for all his working life during his 31 years of work as well as the total sum of wages plus most relevant features in order to get the exploitation rate in this sector. That done, we proceed to calculate the total cost that a generation of switchboard operators costing as Telmex like retired workers in order to demonstrate that the cost is reduced when compared with the total amount of the gain that win gave the owners of the company. Consequently, the results of this research show that Telmex is not expensive the pension and retirement since privatization especially when the pension fund was formed not from deductions of profit of the company, but the own pocket telephone operators.
We collect the second version published in 2006 by the Telephone Alternative Movement in his Telephonist Fiber newspaper.
April 2013
La agresión a los telefonistas en materia de pensiones y jubilaciones
Miguel Angel Lara Sánchez
En septiembre de 2005 el accionista mayoritario de Telmex, Carlos Slim, planteó dos aspectos en materia laboral ante los delegados, secretarios generales de las localidades foráneas y miembros del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM): el primero, abrir la contratación de personal de nuevo ingreso a Telmex a cambio de que éstos ya no gozaran del esquema jubilatorio pactado en nuestro Contrato Colectivo de Trabajo y el segundo, aumentar los años de trabajo del personal activo a cambio de una compensación que no precisó. Lo anterior también fue impulsado por nuestro Secretario General.
Es, palabras más, palabras menos, el mismo esquema que el Banco Mundial viene impulsando en los países sometidos al imperialismo norteamericano y algo similar a lo impuesto a los trabajadores del IMSS el año pasado.
Por toda la información que circuló en los medios de difusión masiva y en la propaganda de los compañeros del IMSS, sabemos que la descapitalización de este instituto obedece al saqueo que por tres ocasiones los funcionarios de gobierno hicieron a las arcas del Seguro Social, a los escandalosos salarios que se pagan los directivos y sobre todo, a la política de estrangulamiento financiero que han realizado los gobiernos neoliberales al restringir sobremanera el presupuesto que se asigna para la salud de la población.
El caso de Telmex es diferente. Es una empresa que desde su funcionamiento como entidad paraestatal era rentable y a partir de su privatización en 1990 aumentaron notablemente sus ganancias.Tratándose de una medida que tiene que ver con el período durante el cual los telefonistas viven de una pensión jubilatoria a cambio de lo que le dejaron a Telmex en toda su vida laboral activa, habremos de aproximarnos al análisis de lo que sucedió en esos 31 años de trabajo. Para ello tomaremos el período comprendido entre 1972 y 2003.
Durante esos 31 años, la empresa Telmex acumuló $205,699,804,874.00[1] de Utilidad Neta a precios corrientes, mientras que los telefonistas acumularon alrededor de 53 mil millones de pesos por concepto de salarios y prestaciones. Medida así, la tasa de plusvalía o tasa de explotación [2] es de 388.11% o, en otras palabras, por cada peso que Telmex pagó a sus trabajadores, éstos le dieron a ganar casi cuatro.
Sin embargo, a pesar de que no es nada despreciable esta proporción, en realidad la suma es mucho mayor, por varias razones:
La primera, porque los ingresos de los telefonistas incluyen lo que le pagaron al personal de confianza por lo menos hasta 1980. La segunda, porque la Utilidad Neta sólo es parte de la ganancia global producida. Telmex no se queda con el pastel completo; unas rebanadas las tiene que repartir con el gobierno vía impuestos; otras, pagando los intereses por el dinero que le prestan para sus inversiones; otras más, haciendo un guardadito para el fondo de pensiones, por citar las más importantes. Si sumamos todas estas rebanadas, nos daremos una idea aproximada del monto global de la ganancia producida por los telefonistas, que en los 31 años considerados asciende nada más y nada menos que a 355 mil millones de pesos aproximadamente[3]. Dividida entre los 53 mil millones de pesos pagados en salarios, nos da un resultado de 6.6981, es decir, que por cada peso invertido en salarios, Telmex ganó casi siete pesos, o sea, el 669.81% en promedio durante los 31 años considerados. Incluso, ganó mucho más, pues habrá que recordar que el monto de salarios incluye los sueldos al personal de confianza durante el período referido más arriba y que hay porciones menores de la ganancia que no estamos incluyendo.
Pero, aún en este cálculo conservador, convertido a tiempo de trabajo, resulta que de los 480 minutos que compone una jornada, los telefonistas reponen sus percepciones salariales en apenas 1 hora y 12 minutos promedio. El fruto del trabajo de las 6 horas y 48 minutos restantes se convierte en ganancia que se reparte entre Telmex, el gobierno y otros sectores de empresarios, como los banqueros y prestamistas.
Tratándose de la jubilación y los intentos de nuestro patrón por eliminarla para el personal de nuevo ingreso, habremos de considerar estas proporciones en los 31 años de vida laboral. De ello resulta que de los 11,315 días que comprende este lapso de tiempo, los telefonistas reponen lo que se les paga en apenas 1,689 días, es decir, en 4 años, 7 meses y 19 días. Lo trabajado en los 26 años y 4 ½ meses restantes es ganancia pura.
Con el salario percibido en el último año de trabajo (en este caso el de 2003) y suponiendo que el total de la plantilla de telefonistas de Telmex se jubila y vive un promedio de 20 años, para la empresa esto apenas representaría el 27% de lo que le dieron a ganar en toda su vida laboral.
Incluso le salimos mucho más baratos, pues el promedio de vida ya jubilados es de 12 años, de acuerdo a la estimación que hacen los despachos contables, lo que equivale al 16% de la ganancia global producida en los 31 años como trabajadores activos. Y eso sin contar con los ahorros que hace la empresa mediante diferentes formas: a) metiendo el dinero del fondo para pensiones y jubilaciones en instrumentos financieros para generar intereses, b) haciendo recaer indebidamente en los trabajadores activos este costo, pues lo que aporta a dicho fondo repercute negativamente en el reparto de utilidades a los trabajadores y c) cargando los aumentos salariales de los jubilados en los costos de las revisiones salariales o contractuales de los trabajadores activos, por citar las más visibles.
No es casual, pues, que apenas a 15 años de privatizada, produzca las suficientes ganancias como para expandirse a sus anchas en una buena parte de los países de América Latina y desprender de ella jugosos negocios como Telcel y otras empresas.
Por tanto, de ninguna manera son justificables las medidas que pretenden instrumentar los dueños de Telmex respecto a la jubilación. Quien asume una postura crítica respecto a los desatinos del gobierno en materia de gestión económica, como lo hace Carlos Slim, debiera empezar por su propia casa: erradicar las prácticas del trabajo precario (como lo hace en sus empresas filiales, contratistas y subcontratistas) y contratar el personal que tanta falta hace, sin menoscabo de los derechos adquiridos en toda nuestra trayectoria sindical.
Movimiento Alternativo Telefonista
Febrero de 2006[4]
[1] Cifra en Nuevos Pesos
[2] La tasa de plusvalía es el dinero excedente que se embolsa el patrón una vez que paga los salarios a los trabajadores.
[3] Incluye el Costo integral de financiamiento, los Impuestos, la Utilidad neta y la Reserva para pensiones y primas de antigüedad. Fuente: Informes Anuales de Telmex, 1972-2003.
[4] Imagen tomada del periódico Fibra Telefonista. Ilustración de El Fisgón.